“El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”. Frase célebre de Buda Gautama. Nunca debemos olvidar estas palabras tan llenas de razón. Todos estamos expuestos a sentir frustración y dolor por algún momento tormentoso, sin embargo debemos conservar la calma a pesar de todo. Estos eventos difíciles ponen a prueba nuestra fortaleza para levantarnos y seguir adelante, y evitar caer en el juego del drama.
Está en nuestras manos decidir cómo actuar ante situaciones desfavorables, encontrar opciones en lugar de quedarnos paralizados esperando iluminación divina. Recuerda que el camino se despeja solamente si buscas el sendero de luz; si te quedas quieto y derrotado jamás encontrarás la paz.
Les daré un ejemplo más contundente. Una persona dijo un día: “La vida es puro sufrir… Es una eterna carrera de obstáculos. Todos los días cuando me levanto, pienso en la gran variedad de problemas que me puede deparar el día”.
En definitiva esta no es una manera saludable de comenzar el día, pues automáticamente se está preparando al cerebro para caer derrotado ante los problemas. La mente es tan poderosa, que dará justo lo que se decreta desde que se pone un pie fuera de la cama.
Piensa en positivo; hay gran variedad de soluciones a los problemas que se presentan a diario. Claro que es más sencillo dejarse caer y convertirse en víctima, pues se puede desarrollar adicción al sufrimiento. Ser el centro de atención de manera negativa sólo traerá desgracias a tu vida. La próxima vez que lleguen a tu mente pensamientos de dolor, no dejes que se alojen; evita que se conviertan en sufrimiento y hazte las siguientes preguntas:
¿Esto que me sucede tiene solución inmediata?
¿Está en mis manos disminuir los efectos de este dolor?
Si la respuesta es “sí”, debes actuar en consecuencia, ya sea terminar alguna relación tóxica, hablar hasta llegar a una solución o simplemente encontrar la serenidad que tanto necesitas. Medita, reflexiona, no te dejes vencer; si es necesario hacer algo ¿qué esperas para ponerte en marcha? Si debes ser apoyo para alguien más, sé firme y no te dejes derrotar por el dolor.
Si la respuesta a la pregunta anterior es “no”, ¿qué otras opciones tengo?
Muchas veces nos sentimos impotentes ante la enfermedad, ya sea propia o de algún ser querido; nos preocupa la inseguridad y la impunidad que vivimos a diario y la crisis económica que afecta a millones de familias. Pero de nuevo pregúntate: ¿Qué debo hacer para solucionar esto? ¿En realidad está en mis manos terminar con todos estos problemas? Si no depende de ti, debes cultivar la virtud de la paciencia, ya que solamente al paso del tiempo sabremos si la situación se soluciona o se complica. Jamás pierdas la fe y la esperanza, pero ten en cuenta que a veces lo más sano es aceptar que hay cosas que no están en nuestras manos y aguardar con fortaleza para enfrentar lo que venga. Podemos aplicar perfectamente el siguiente dicho: “Si tu mal tiene remedio, ¿para qué te afliges? Y si no lo tiene, ¿para qué te afliges?” No ganas nada con una actitud negativa.
Para finalizar la reflexión de hoy les dejaré la respuesta que dio un maestro hindú a su joven aprendiz, algo que sin duda todos podemos poner en práctica:
“El dolor de la vida es pura sal; ni más ni menos. La cantidad de dolor en la vida permanece exactamente la misma. Sin embargo la cantidad de amargura que probamos depende del recipiente en que ponemos el dolor. Así que cuando estás con dolor, la única cosa que puedes hacer es agrandar tu sentido de las cosas. Deja de ser un vaso. Conviértete en un lago.”
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